Este artículo fue escrito por María Isabel Munita, Consultora senior en Higher Excellence Consultorías en gestión. Educación
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a Ley 21.091 Sobre Educación Superior establece que las instituciones de educación superior podrán acreditar la dimensión de investigación, creación y/o innovación. De hecho, para optar a la categoría de Excelencia, las instituciones deben acreditar esta dimensión, por lo que adquiere gran relevancia.
Al respecto, la Comisión Nacional de Acreditación, evaluará políticas y actividades en el ámbito de la investigación, que demuestren impacto en diversas áreas del quehacer institucional: desarrollo disciplinario, docencia, sector productivo, medio cultural o en la sociedad en su conjunto.
Necesariamente los procesos que cada institución defina en relación a esta dimensión deberán ser consistentes con la misión y políticas institucionales. Por su parte, en lo específico, aspectos como la ética en investigación y su coherencia con la normativa vigente, han ido adquiriendo, en la práctica, una relevancia creciente que ha implicado la creación de nuevas estructuras y redistribución de roles. Asimismo, la gestión exigida desde el ámbito externo, principalmente los organismos que financian la investigación, ha requerido también de la adaptación o generación de nuevas estructuras internas, de manera que las instituciones puedan responder asertivamente a dichas exigencias.
Por tanto, la dimensión de investigación, creación y/o innovación, abre importantes retos, que presentan distintos niveles de desarrollo en las diferentes instituciones de educación superior.
En ese contexto, es importante situar la discusión que se abrirá respecto de la investigación en Chile en un marco internacional más amplio, donde tanto la gestión de las instituciones respecto de la investigación, como los indicadores aplicados para evaluar sus niveles de éxito o cumplimiento de metas, están siendo objeto de reflexión y, aún más, del planteamiento de la necesidad de cambios relevantes.
Lo anterior ha implicado el cuestionamiento del uso exclusivo de indicadores cuantitativos basados en las revistas científicas como medida prácticamente única, de productividad y éxito en investigación. Es decir, el planteamiento es que la calidad de un artículo científico no se puede basar sólo en estos indicadores y que, además, es necesario considerar el contexto, tanto disciplinar como regional al momento de analizarlos. Vale decir, el contenido es más relevante que las métricas construidas.
Asimismo, la contribución de la investigación en relación a su medio externo, y no exclusivamente como nuevo conocimiento, es un elemento que ha tomado cada vez mayor fuerza.
Considerando lo anteriormente señalado, la gestión de la investigación al interior de las instituciones de educación superior requiere situarse no sólo en relación a las exigencias nacionales en términos de aseguramiento de calidad o articulación del financiamiento, sino que también en referencia a cómo se establecen las metas en esta materia y cómo es evaluado el cumplimiento de las mismas. Algunos de los aspectos que reseña la literatura en este sentido es la necesidad de establecer una gestión transparente al interior de cada institución, de manera que aspectos tales como criterios de contratación, permanencia y promoción del cuerpo académico sean conocidos. Y, en relación a los resultados de la investigación, particularmente las publicaciones, valorar indicadores cienciométricos considerando los márgenes de error posibles, medir el impacto en el entorno y en la actividad al interior de la institución, dar cuenta de buenas prácticas e interpretar adecuadamente los indicadores ya mencionados. Considerar, asimismo, que no existe un modelo único aplicable a todos los contextos, es decir es necesario contemplar la relevancia local de la investigación, y que la evaluación cualitativa por parte de expertos debiese ser apoyada por la evaluación cuantitativa y no en sentido contrario. Esto implica que la evaluación o auditoría realizada por terceros debiese garantizar la validez de un artículo determinado y tomar en consideración los aspectos específicos asociados a cada disciplina.
En consecuencia, a nivel institucional, adquieren relevancia aspectos que previamente pudieron ser invisibilizados dado el foco en una forma específica de medición de resultados. De esta manera, el modelo de gestión de investigación en relación a las metas institucionalmente establecidas, el diálogo que permita la co-construcción de indicadores asociados a su evaluación, el desarrollo de estrategias de divulgación científica, la focalización e implementación de estrategias de vinculación entre la investigación y la docencia así como con el medio externo, el seguimiento de las trayectorias académicas y la gestión del talento en base a aspectos cualitativos.
Los elementos antes señalados contribuyen a la construcción de un ecosistema institucional que promueve la investigación, creación e innovación, el que es deseable que se encuentre alineado con los requerimientos del sistema público. La interacción entre la academia, las instituciones gubernamentales y la industria favorecen la oportunidad para la construcción de proyectos que pueden resultar en avances en innovación productiva así como en desarrollo social. Lo mismo ocurre al superar la disociación entre la investigación básica y aplicada, ya que la innovación es un continuo entre la labor científica y académica y la posibilidad de un resultado que puede implicar mejoras en el ámbito productivo y social. No obstante, la articulación de la actividad universitaria en este sentido, se basa en una decisión institucional, más allá de la preponderancia de las exigencias del medio externo.